¿Para qué sirve la monitorización de la carga?
La monitorización de la carga, así como la respuesta de los atletas a éstas, son componentes clave en la programación del entrenamiento. Así se obtiene un óptimo rendimiento deportivo, a la vez que se mantiene un bajo riesgo de lesión y enfermedad(1).
¿Qué tipo de cargas de entrenamiento existen?
Las cargas de entrenamiento pueden ser internas y externas:
Las cargas de entrenamiento también pueden ser clasificadas como absolutas y relativas:
Teniendo estos parámetros en cuenta, es importante resaltar que la carga de entrenamiento alcanzada en los últimos 7 días debe ser proporcional a la carga llevada a cabo el último mes, o habrá un aumento en el riesgo de lesiones.
¿Qué papel tiene la fatiga en las lesiones?
La fatiga puede ser definida como la disminución de las funciones psicológicas y fisiológicas del atleta. Una acumulación de fatiga puede resultar en sobre-entrenamiento, lo que deriva en un aumento del daño muscular, desequilibrios en el metabolismo, alteraciones en el estado de ánimo y una reducción de la función neuromuscular(2).
Se han identificado etapas del entrenamiento y la competición en las que la fatiga es mayor, y por tanto el riesgo de lesión es mayor. Estos periodos se caracterizan por:
- Intensificación de la carga de entrenamiento.
- Acumulación de la carga de entrenamiento.
- Cambios agudos en la carga de entrenamiento.
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Prevalencia de lesiones
Más allá de las lesiones que requieren atención médica, y de aquellas que provocan pérdida de días de entrenamiento/competición, existe un amplio abanico de síntomas referidos por el deportista que limitan su participación en la actividad física (agujetas, sensación de cansancio, calambres, pesadez, etc).
Además, un aumento rápido en la carga de entrenamiento puede provocar una inmunosupresión en el deportista (IgA). Aquellos que no vuelven a los niveles normales en el período de latencia (7-21 días) son más propensos a padecer enfermedades durante este período(2).
Por tanto, para monitorizar la prevalencia de lesiones y enfermedades se debería registrar la actividad en 3 dominios:
- Informe de examen clínico.
- Rendimiento deportivo.
- Auto-informe del deportista.
Por ello, es importante no solo la prescripción y supervisión del ejercicio físico por parte de un profesional, sino una correcta interpretación del estado de salud por parte del propio deportista.
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Si soy deportista, ¿cómo puedo cuantificar mi respuesta al esfuerzo físico?
La RPE (Rate of Perceived Exertion) o Índice de Esfuerzo Percibido, es la herramienta más utilizada para medir la carga interna, independientemente del tipo de actividad física realizada. De esta forma no se mide la intensidad objetiva del ejercicio, sino la percibida por el atleta, que está relacionada con los niveles de lactato en sangre y ritmo cardíaco(3).
Gunnar Borg inicialmente ideó una escala que iba de 6 a 20, pero que luego fue rediseñada a puntuaciones del 1 al 10:
La carga de entrenamiento de resistencia se obtiene al multiplicar la RPE de la sesión con la duración en minutos del ejercicio(5).
En el entrenamiento de fuerza, en los que no haya un gran número de repeticiones o el tiempo de entrenamiento sea considerablemente más corto, el uso de la RPE pierde validez.
Conclusión
La carga de entrenamiento debe ser la adecuada para generar adaptaciones positivas en el deportista. Un sobre-estímulo puede empeorar el rendimiento, o incluso provocar lesiones. Cuando un atleta tiene un pico de carga en el entrenamiento, las consecuencias pueden aparecer hasta 3-4 semanas tras dicha carga.
Todo el equipo deportivo (deportista incluido), debe participar en esta monitorización. La RPE proporciona un sistema sencillo, rápido y gratuito para ello. La mejor forma de tratar una lesión es trabajar en ella antes de que aparezca. Ponte siempre en manos de un profesional.
Bibliografía
1. Zemková E, Ková?iková Z, Zapletalová L. Is There a Relationship Between Workload and Occurrence of Back Pain and Back Injuries in Athletes? Vol. 11, Frontiers in Physiology. Frontiers Media S.A.; 2020.
2. Jones CM, Griffiths PC, Mellalieu SD. Training Load and Fatigue Marker Associations with Injury and Illness: A Systematic Review of Longitudinal Studies. Vol. 47, Sports Medicine. Springer International Publishing; 2017. p. 943–74.
3. Scherr J, Wolfarth B, Christle JW, Pressler A, Wagenpfeil S, Halle M. Associations between Borg's rating of perceived exertion and physiological measures of exercise intensity. Eur J Appl Physiol. 2013 Jan;113(1):147–55.
4. Utter AC, Robertson RJ, Green JM, Suminski RR, McAnulty SR, Nieman DC. Validation of the adult OMNI Scale of Perceived Exertion for walking/running exercise. Med Sci Sports Exerc. 2004 Oct;36(10):1776–80.
5. Borresen J, Ian Lambert M. The quantification of training load, the training response and the effect on performance. Vol. 39, Sports Medicine. Sports Med; 2009. p. 779–95.
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